lunes, 22 de noviembre de 2010

Cuando verlo no es suficiente

No puedo recordar exactamente en que momento el mundo del manga y el anime se instaló en mi. Recuerdo series que hacían levantarme un sábado o un domingo a las siete de la mañana para verlas cuando aun iba al colegio. Realmente no recuerdo que edad podría tener en aquel entonces lo que si recuerdo es cuando cayó en mis manos la primera maqueta de anime.
Siempre me había gustado pintar, las manualidades con plastilina, barro... y al parecer, no se bien como, se me daban bastante bien. Y de pronto se unían mis dos hobbies, el anime y la pintura.
Una pequeña maqueta de vinilo de Urd de Ah my goddess!
Recuerdo que en aquella época hacían el programa Manga! en el canal 33 y Ah my goddess! fue uno de los ovas que más me impactaron. En aquella época, con 14 años una no tenia ni dinero ni lugar donde poder comprar comics y menos japoneses, el bom del manga llegaría años más tarde.
Y de pronto tenia entre mis manos una replica hecha cachitos de un personaje que me había encantado. Cualquier coleccionista lo entenderá... poder tener físicamente un trozo de aquello que te gusta, que sea igual al original. Y ese era el reto... ¿podria llegar a parecerse en algo ese conjunto de piezas al personaje que yo había visto por la televisión?
Hay un par de cosas que he de matizar sobre mi, soy muy perfeccionista, cabezona e impaciente. Y si tengo que pintar algo con modelo aunque sea en 2D tiene que tener exactamente el mismo color de pelo, el mismo color de piel y los mismos colores que en el original. Y sin tener ni idea de maquetismo me sumergí en un mundo del que no podría escapar.
Una pequeña figura que me abrió las puertas a otro mundo del que no puedo ni quiero escapar.